Emerita. Revista de Lingüística y Filología Clásica 92 (2)
ISSN-L: 0013-6662, eISSN: 1988-8384
https://doi.org/10.3989/emerita.2024.1309

El tiempo histórico en Tucídides

Historical Time in Thucydides

 

1. Introducción

 

Es difícil encontrar bibliografía sobre la cronología en Tucídides que no guarde relación con la datación absoluta de los acontecimientos de la Guerra del Peloponeso en forma de fechas de la era cristiana. Esto resulta paradójico si tenemos en cuenta que el desarrollo del «sentido del tiempo histórico» en la Grecia antigua ha sido objeto de un interminable debate y que Tucídides es contemporáneo de este desarrollo, por lo que sería conveniente aclarar su contribución particular. Tampoco es fácil encontrar bibliografía sobre el tiempo en la literatura antigua que no se centre, por un lado, en la datación y los sistemas cronológicos o, por otro, en la concepción filosófica del tiempo. Sin embargo, gran parte de los estudios sobre Tucídides, incluidas las obras de referencia más recientes, escritas por reconocidos especialistas en sus técnicas narrativas y estilo literario, sus ideas políticas e intelectuales o su contexto histórico, entre otro sinfín de aspectos muy interesantes, podría beneficiarse de un tratamiento independiente del tiempo histórico que no se limitara a los aspectos instrumentales de esta cuestión, entendidos como condición previa para integrar en nuestro registro histórico los acontecimientos que relata, sino que, partiendo de la premisa de que el tiempo histórico es una construcción cultural, apreciara adecuadamente la importancia de los primeros pasos de este proceso.

Prácticamente todo lo que se ha escrito sobre este tema se basa en la convicción inquebrantable de la absoluta singularidad y riguroso cientifismo de la obra de Tucídides. Se ha defendido que en ella el tiempo es independiente de la narrativa, al contrario de lo que sucedía en Heródoto1Möller y Luraghi (1995). Sin embargo, Bouvier (2000) piensa que la obra de Tucídides solo representa una mayor sistematización del tiempo estacional propugnado por Heródoto para transmitir la impresión de un orden divino.. Esta idea hace referencia a la importancia de la estructura cronológica que Tucídides adopta en la mayor parte de su relato, que es lineal y no episódica. Sin embargo, así formulada, puede inducir a error sobre la naturaleza y los límites del tiempo cronológico en Tucídides, porque ni su época ni su obra conocen sistemas de medición del tiempo histórico cuya existencia sea independiente de una narrativa concreta, provistos de instrumentos específicos aplicados sistemáticamente, como las olimpíadas o la era cristiana, sino que, a la inversa, el tiempo histórico se mide de forma sistemática con relación a otros acontecimientos relevantes en términos del relato de la historia. Tanto es así que Tucídides construye una fusión especialmente interesante de tiempo y narrativa, es decir, dota a su relato de un marco temporal particularmente idóneo, de forma que es difícil discernir si el tiempo está al servicio de la narrativa o es al revés2Curiosamente, Dionisio de Halicarnaso se siente incapaz de clasificarlo dentro de ninguna de las dos categorías de historiadores que establece según la organización del relato (cronológica o geográfica), y dice que no divide su obra ni de un modo ni del otro (D.H., Th. 9.3). El único historiador que utiliza este mismo sistema es el autor de las Helénicas de Oxirrinco. Occhipinti (2016, p. 21) menciona de pasada esta estructura analística, sin hacer mayor comentario.. Con todo, el tiempo lineal de la guerra, marcado por la sucesión de veranos e inviernos, no es el único marco temporal que emplea, como veremos3Pese a la importancia de esta estructura cronológica, nadie duda de que la obra de Tucídides pertenece plenamente al género de la historia narrativa y no al de la crónica, entendida esta como forma principal de un subgénero historiográfico caracterizado por un predominio claro de la estructura cronológica. Véase Burgess y Kulikowski (2013, pp. 1-62) para definiciones..

Por otra parte, es cierto que la cronología histórica en sentido amplio da sus primeros pasos en época de Tucídides4Grafton (1995), Möller (2001).. No es casual que los primeros pasos de la historiografía acompañen a la creación del tiempo histórico, al que los acontecimientos memorables tendrán que incorporarse dificultosamente post euentum, con carácter retrospectivo y por medio de la práctica de la retrodatación. Aunque la palabra χρόνος aparece en no pocas ocasiones en su obra y el tiempo es una preocupación evidente a lo largo del relato, en realidad no puede decirse que Tucídides recurra excesivamente a la investigación contemporánea sobre este asunto. Los pasajes en los que se explaya sobre el tema son contados, si bien esenciales. Para valorar este hecho, es importante distinguir entre el tratamiento del tiempo remoto y del tiempo reciente. La construcción del tiempo histórico remoto constituye un proceso claramente diferenciado y Tucídides depende poco de la investigación cronológica en este sentido porque escribe fundamentalmente sobre el pasado reciente y se basa casi exclusivamente en la autopsia y las fuentes orales contemporáneas de los acontecimientos5Momigliano (1966), Marincola (2001, pp. 63-64), Morrison (2004).. Cuando escribe sobre el pasado remoto (en la Arqueología o a propósito de la historia de las colonizaciones al principio del libro VI), recurre a la datación por intervalos, uno de los primeros resultados de la investigación cronológica, aunque elude todo lo posible el problema recurriendo en general a un tiempo episódico y no lineal, como en gran parte del libro I. A mi juicio, esto demuestra que es consciente del problema del tiempo histórico y adopta una posición crítica con respecto a ello.

Cronología y cronografía no son lo mismo y no deben confundirse. Es indudable que hay una importante relación, porque la cronología es la temática de la cronografía, pero la identificación entre ambas puede suscitar confusión. La cronología es sencillamente la ordenación de los acontecimientos dentro de un registro temporal estructurado, y a menudo se identifica erróneamente con el tiempo absoluto, pero la definición de la cronografía resulta más compleja. Una cronografía es, en un sentido amplio, un registro de acontecimientos históricos fechado con precisión con relación a un sistema cronológico absoluto y, secundariamente, el proceso por el que se establecen dichas fechas6Mosshammer (1979, p. 85): «In the broadest sense, chronography is any record of historical events precisely dated by reference to an absolute chronological system … It is in connection with early Greek chronology that the terms chronography and chronographic are now most frequently used. Chronography in this special sense can be defined as the reconstruction of an absolute chronology for a period from which no such dates had been transmitted». Para Bickerman (1980, p. 62), la cronografía es «the method of establishing time-intervals between events and between them and the present».. A esta definición cabe añadir el estudio moderno de los procedimientos por los que la cronografía antigua asignaba fechas precisas a los acontecimientos7Shaw (2003, p. 16).. Sin embargo, el término también designa un género concreto de literatura cronológica que cobrará forma en época imperial, la recopilación de listas de magistrados o de listas reales8Burgess (2021, pp. 81-82).. Por último, también se ha empleado para referirse a la técnica de datación por medio de convenciones (esquematismo) o a su estudio, como opuesto a la obtención de fechas históricas basadas en la evidencia (cronología histórica). En este sentido, se ha puesto en relación con la cosmología, la aritmología o la genealogía, entre otras herramientas tradicionales de medición del tiempo histórico9Grabbe (1979, pp. 43-44).. Más aún, es importante distinguir entre los elementos «cronográficos» identificables en los pasajes recogidos por Jacoby en su célebre recopilación de los historiadores fragmentarios griegos y el mencionado surgimiento de la cronografía como forma independiente de la literatura cronológica. En la propia obra de Jacoby la cronografía no se define con claridad. Se distingue de la horografía por su dimensión universal, frente a la local de la horografía, y su origen se sitúa en las Sacerdotisas de Hera en Argos de Helánico10Jacoby (2015, pp. 14-15, 32)..

En resumen, una cronografía es un registro de acontecimientos fechados o, más tardíamente, una recopilación de listas de reyes o magistrados, y también es el ámbito de estudio del que surgen ambas cosas en la Antigüedad (y la Edad Media). Como producto de la cultura escrita es de carácter subliterario y puede englobarse por su temática dentro de la «literatura cronológica»11Johnson (1962).. Frente a esto, puede decirse que la cronología es la ciencia y práctica de datación de los acontecimientos, en sentido amplio y también en un sentido moderno. En época de Tucídides, la definición amplia de cronografía como registro de acontecimientos fechados no es muy adecuada porque no existen los sistemas de datación absoluta. Tampoco existe el género posterior, pero empiezan a compilarse las listas de cuyas sucesivas revisiones y actualizaciones se nutrirá12Panchenko (2000), Hedrick (2002), Christesen (2007), Kellner (2021).. Entendida como la técnica de aplicación de convenciones a la datación de los acontecimientos históricos, la cronografía puede rastrearse en la obra del propio Tucídides y también en la de Heródoto. Sin embargo, la utilización de estas convenciones en el tratamiento del material cronológico por parte de ambos historiadores a menudo pasa inadvertida, sin que se subraye suficientemente su carácter convencional o esquemático. Precisamente, la falta de datos cronológicos sobre los reinados o magistraturas más antiguos llevaba a incorporar los sincronismos que facilitaba la tradición literaria para construir intervalos a partir de los cuales obtener cálculos esquemáticos de la duración de las generaciones. En Tucídides hay rastros de estos cálculos, y de la importancia de la tradición literaria en la construcción del tiempo histórico en la cultura griega antigua es buena prueba Eratóstenes, que se basa por entero en ella para construir su cronología13Möller (2005, p. 258)..

Por lo tanto, puede hablarse de cronografía en este periodo, aunque se pretenda establecer el origen de la cronología histórica como disciplina «científica» en época helenística con Eratóstenes, quien, por otra parte, se basa en gran medida en la tradición cronográfica anterior (Περὶ χρονογραφιῶν)14Grafton (1995).. La invención por parte de Eratóstenes de un sistema de datación absoluta basado en la numeración consecutiva de las olimpíadas es la causa de que se le considere también como inventor de la cronografía en sentido estricto, entendida como registro de acontecimientos fechado con precisión. Se aduce con razón que, por el contrario, no hay constancia de que los atidógrafos calcularan con precisión la duración de los reinados (aparte de ordenarlos por generaciones) ni los subdividieran en años individuales, como es propio de las crónicas15Harding (2007).. Sin embargo, negar la existencia de la cronografía entendida como técnica convencional de medición del tiempo histórico, aun a falta de una cronología absoluta o de métodos suficientemente «científicos», nos deja faltos de un término que recoja los evidentes intentos de construir un tiempo histórico que acompañaron el surgimiento de la historiografía y que, por insatisfactorios que sean según nuestros estándares científicos, constituyen un fenómeno sumamente interesante de la cultura de su época.

El análisis de la cronología de Tucídides no solo debe partir de los métodos y técnicas disponibles en su contexto cultural, sino que debe atender a la función de dichos métodos y técnicas en su obra de acuerdo con sus objetivos como historiador y sus nociones acerca del tiempo histórico. Estos objetivos y nociones deben definirse a partir de categorías precisas y adecuadas como son la oposición entre pasado remoto y pasado reciente, entre tiempo absoluto y tiempo relativo, o entre tiempo calendárico y tiempo histórico (cálculo o computación del tiempo), y partir de una definición de los marcos temporales que construye para su relato, que además se distinguen por el uso de un tiempo lineal o episódico. La cuestión del tiempo histórico en Tucídides no puede reducirse a los métodos de datación locales o los problemas de calendario. En este sentido, es importante dejar claro que un calendario es un instrumento que sirve para identificar los límites del año y las unidades en que se subdivide, un propósito muy diferente del de los sistemas de cálculo del tiempo concebidos para computar su paso en un sentido lineal, no su elemento periódico. Así pues, un calendario, concebido como instrumento de medición de un tiempo periódico con fines de organización social y transmisión ideológica, puede existir sin necesidad de un sistema de cálculo del tiempo entendido como tiempo histórico16Shaw (2003, p. 29). El hecho de que el calendario cristiano moderno funcione también como sistema de cálculo de tiempo universalmente reconocido tiene como resultado una correspondencia tan estrecha entre el día y la fecha histórica que tienden a tratarse como cosas idénticas, ocultando el origen artificial de esta última, que es producto de un proceso secular de transmisión cultural. Para el estudio de los calendarios véanse Stern (2012) y Hannah (2005).. La historiografía moderna sobre Tucídides ha dejado claro desde Jacoby que la estructura cronológica basada en la sucesión de estaciones sirve a un propósito claro (normalmente identificado con su adecuación al relato de una campaña militar) y ha vinculado a él su singularidad, pero no se ha ocupado del resto de aspectos del tiempo histórico en Tucídides ni tampoco de contextualizar su obra en el proceso de construcción del tiempo histórico en la antigüedad griega.

Desde el siglo XIX la cronología de Tucídides ha querido enmarcarse en un paradigma interpretativo dominado por la idea de su singularidad y su cientifismo17Véanse Gomme (1956a, p. 2 y n. 2); Pritchett y Van der Waerden (1961); Pritchett (1964 y 1986).. Se ha considerado que, para construir un relato coherente de una guerra con numerosos escenarios, a falta de un calendario unificado Tucídides tuvo que inventar su propio sistema, por lo que este ha de considerarse como enteramente original18Finley (1977).. Se ha sugerido que tenía un conocimiento cronológico extenso y que no lo expone en su totalidad debido a las convenciones del género, y que en todas las ocasiones en que no lo matiza con un adverbio específico sus fechas son precisas y no aproximadas19Hammond (1955).. Se ha querido identificar otra singularidad suya en la intención de escribir para todo el mundo griego20Gomme (1956a, p. 4), Greenwood (2006, pp. 46-47). Esta visión, cuyos cultivadores son innumerables, tiene su origen en Jacoby.. De hecho, la superación de lo local se ha visto recientemente como su principal contribución a la cronología histórica21Clarke (2008, pp. 91-96), en cuya opinión utiliza los sincronismos para relacionar los distintos escenarios de la guerra.. Se trata en todos los casos de apreciaciones generales (Tucídides es único, riguroso y aspira a un pensamiento global) que podrían aplicarse a muchos otros aspectos de la obra de Tucídides, que en este caso no están particularmente basadas en pruebas y argumentos, y que no arrojan demasiada luz sobre esta cuestión. Los recientes (y por lo demás excelentes) volúmenes de referencia sobre Tucídides no han aportado nada más22Rengakos y Tsamakis (2006), Balot et al. (2017), Low (2023)..

2. Exactitud cronológica y límites del conocimiento cronológico

 

En un célebre pasaje, Tucídides afirma haber escrito sobre la Pentecontecia porque sus predecesores habían descuidado este periodo, ocupándose del periodo anterior a las Guerras Médicas o de las propias Guerras Médicas, y reconoce que Helánico sí se ocupó de ello en la Historia del Ática, pero brevemente y sin exactitud cronológica23Véase Rusten (2020) para una reinterpretación reciente de este pasaje.:

ἔγραψα δὲ αὐτὰ καὶ τὴν ἐκβολὴν τοῦ λόγου ἐποιησάμην διὰ τόδε, ὅτι τοῖς πρὸ ἐμοῦ ἅπασιν ἐκλιπὲς τοῦτο ἦν τὸ χωρίον καὶ ἢ τὰ πρὸ τῶν Μηδικῶν Ἑλληνικὰ ξυνετίθεσαν ἢ αὐτὰ τὰ Μηδικά· τούτων δὲ ὅσπερ καὶ ἥψατο ἐν τῇ Ἀττικῇ ξυγγραφῇ Ἑλλάνικος βραχέως τε καὶ τοῖς χρόνοις οὐκ ἀκριβῶς ἐπεμνήσθη (Th. I 97.2, ed. J. de Romilly et al., vol. I, pp. 64-65).

He escrito esto y me he desviado del tema porque todos los que me han precedido han pasado por alto este periodo y han narrado la historia de Grecia antes de las Guerras Médicas o las propias Guerras Médicas. De éstos solo lo trató brevemente Helánico en la Historia de Atenas, y lo menciona sin exactitud cronológica24Las traducciones son mías salvo que se indique lo contrario..

De esta afirmación de Tucídides se deduce que su relato aporta una mayor precisión cronológica que el de Helánico, pero la naturaleza concreta de esta «precisión cronológica» ha sido objeto de un intenso debate. Gomme pensaba que la crítica de Tucídides a Helánico es aplicable a su propio relato de este periodo. Su explicación merece una cita por extenso:

That he did mean by οὐκ ἀκριβῶς that Hellanikos got his events in the wrong order, is shown by his own careful insistence on the order even though he gives no dates … But, though he gives a few figures for the duration of events and a few others for intervals between events … , he makes no attempt to date them in relation to either of his termini (the retreat of the Persians from Greece proper and the opening of the Peloponnesian war), two events whose dates, we may suppose, that is, the length of the interval between them, he assumed to be known to his readers—though in this case too, in his summary of the excursus, he uses a vague and not a precise figure, ἐν ἔτεσι πεντήκοντα μάλιστα (118.2). Between these limits his events float like sticks in water in an oblong bowl, preserving their relative order, but none of them with a fixed position in relation to the ends of the bowl and but few of them relatively to each other. Yet he certainly knew (or thought he knew, which for our present argument comes to the same thing) the dates of some of the events… (la cursiva es mía)25Gomme (1956a, pp. 361-362)..

Mucho después, Hornblower se limita a citar a Gomme en su comentario de este pasaje: «The pot calls the kettle black»26Hornblower (1991a, p. 148).. Ha sido inevitable relacionar esta crítica de la obra de Helánico con el pasaje en que Tucídides explica por qué no considera oportuno utilizar las listas de magistrados epónimos para fechar los hechos del pasado (V 20). Según Hornblower, la referencia a la cronología hace muy difícil no llegar a la conclusión de que este segundo pasaje también implica una crítica a Helánico27Hornblower (1987, p. 84). Smart (1986) incluso interpreta esta polémica en términos de contraposición entre la φύσις (Tucídides) y el νόμος (Helánico).. Toda una serie de estudiosos de Tucídides se han sentido en la necesidad de argumentar que Tucídides no escribió el relato de la Pentecontecia como respuesta a Helánico28Stadter (1993), Rood (1998), Joyce (1999, p. 12 y n. 35), Moles (2010)., pero lo que nos interesa aquí es si en realidad polemizaba con él específicamente en materia cronológica y en qué medida.

Cabe interpretar la falta de precisión cronológica de Helánico a la que se refiere Tucídides en términos de deficiencia en el orden de los acontecimientos, como hace Gomme, que no considera que Tucídides pueda culpar a Helánico de omitir datos cronológicos (fechas) que él mismo no aporta29Forsdyke (1957, p. 36) también interpretaba el pasaje en el sentido de que «Hellanicus did not observe the proper sequence of events».. Sin embargo, Gomme incurre en una importante falacia al suponer que Tucídides o su público podían conocer «fechas» o bien «fijar» los acontecimientos a un registro cronológico (absoluto) de modo que no «flotaran» simplemente unos junto a otros en orden relativo. Si por «fechas» entendemos la identificación de un arconte epónimo con un acontecimiento concreto, no hay prueba alguna de que la época de Tucídides pudiera disponer de un registro completo de estas, sino tan solo de un registro esporádico proveniente de la tradición literaria o la tradición monumental30Véase Hedrick (2002) para la importancia y los límites de la tradición monumental como fuente cronográfica.. Una lista de arcontes no es en sí misma un registro cronológico, aunque con el tiempo pueda convertirse en un instrumento cronológico por medio de un largo proceso de vinculación de nombres y hechos31Así piensa Bertelli (2001) sobre las genealogías de Hecateo. Para los propósitos originalmente archivísticos y no cronológicos de la lista de arcontes véase Mosshammer (1979, pp. 91-92). Es razonable atribuir a Timeo un impulso particularmente importante a la conversión de estas listas en instrumento esencial de la cronología histórica, convirtiendo las ἀναγραφαί de magistrados y vencedores olímpicos en una cronografía, véanse Christesen (2007, pp. 277-289) y Baron (2013, p. 24).. No hay la menor prueba de que la lista erigida en el ágora en época de Tucídides pudiera servir plenamente como fuente cronológica en sí misma.

¿De qué clase de información cronológica podían disponer Helánico y Tucídides? No hay pruebas de que ninguno de los dos dispusiera de un registro cronológico sistemático. Pese a la importancia de las Sacerdotisas de Hera en Argos y los Vencedores de las Carneas como obras pioneras de la cronografía, los fragmentos conservados tanto de estas obras como de la Historia del Ática no prueban que Helánico dispusiera de una cronología completa, sino que más bien sugieren que había recopilado información cronológica a partir de la tradición literaria y que había intentado organizarla en términos relativos32Möller (2001, pp. 241-242). Para una visión completamente diferente véase Schreiner (1997), que piensa que Helánico escribió crónicas completas de la historia de Atenas y de la de Grecia, y lo considera como un «experto en cronología» en absoluto menos fiable en este sentido que Tucídides.. Esta información debía de estar considerablemente dispersa en su época, porque no ha podido demostrarse que contara con crónicas locales como fuentes33Jacoby (1949).. Tampoco es posible afirmar con seguridad que las Sacerdotisas y la Historia del Ática fueran crónicas, es decir, tuvieran una estructura analística34Lo niegan, por ejemplo, Toye (1995) y Joyce (1999).. La visión de Jacoby, según el cual las Sacerdotisas era una especie de crónica universal y la Historia del Ática una crónica local es demasiado especulativa y a la vez demasiado influyente35Jacoby (1954, p. 15): «[H.] had published … a chronicle of all Greece, bringing order into a chaos by the simple device of attaching facts and events to a certain name and a certain year in the list of the priestesses of Hera at Argos, and adding for the sake of convenience synchronisms with, or relations to, a great epochal event».. Dionisio de Halicarnaso no clasifica a Helánico entre los autores que estructuran cronológicamente su obra (κατὰ χρόνους), sino entre los que la organizan por lugares (κατὰ τόπους) (Th. 9.3)36Como advierte de pasada Toye (1995, p. 292, n. 57).. En cuanto a Tucídides, él dispone de un registro cronológico propio para el pasado reciente, que ha vivido, pero la ausencia de este se percibe claramente cuando se remonta más allá.

La polémica con Helánico requiere una nueva valoración. La afirmación de que Atenas atacó Beocia en el sexagésimo segundo día después de la batalla de Tanagra (I 108. 2) no ha de interpretarse necesariamente como un elemento de esta polémica37Como hace Clarke (2008, p. 94), entre otros., porque la datación relativa que Tucídides maneja aquí no es un sistema opuesto al de Helánico, basado en las listas de magistrados, sino distinto y a la vez complementario de aquel. Los argumentos aportados para demostrar que Tucídides mejora la cronología de Helánico al proporcionar la cuenta de los días transcurridos entre acontecimientos importantes, que Helánico habría tenido que situar en años epónimos diferentes por acceder los arcontes al cargo en el mes de hecatombeón, no son convincentes porque no hay pruebas de que esos acontecimientos sucedieran en realidad en años epónimos diferentes38Smart (1986, p. 30) sugiere que Tucídides proporciona la cuenta de los días que mediaron entre acontecimientos importantes, como Tanagra y Enófita (I 108. 2); Megáride (I 105. 6); Samos, (I 117. 1), que Helánico habría fechado en años separados. Rood (1998, p. 235, n. 40) lo critica en relación con los dos últimos pasajes.. En resumen, carecemos de pruebas de que la Historia de Atenas de Helánico mencionada por Tucídides estuviera estructurada cronológicamente ni fuera en absoluto una crónica, mientras que la descripción de esta obra como falta de precisión cronológica por parte de Tucídides encaja perfectamente en su categorización como un ejemplo de historiografía narrativa, lo que a su vez pone en cuestión que en V. 20 Tucídides se refiera realmente a Helánico.

La precisión a la que aspiraba Tucídides es de una naturaleza diferente de la nuestra. Mazzarino identificó correctamente su tendencia a las cifras redondas como voluntad de precisión y sostiene que en época de Tucídides la cronología histórica se debate entre la tendencia a la aproximación y la (compleja) investigación de base genealógica, que ofrece distintas propuestas39Mazzarino (1966, III, p. 434).. Sin embargo, todo indica que Tucídides se centra en el establecer el orden correcto de los acontecimientos y que en esto radica su precisión, como Gomme intuye y sin embargo no valora suficientemente.

3. Unidades de medición: el año

 

El objetivo de Tucídides en términos cronológicos puede concretarse en dos aspectos muy simples: solo se ocupa del pasado reciente y de la forma más precisa posible. Por lo demás, su relato no se desarrolla en un único marco temporal, sino en marcos temporales distintos que tienen características sustancialmente diferentes desde el punto de vista de su estructura. De entre ellos, el que ocupa con diferencia la mayor parte de su relato es la sucesión lineal de los acontecimientos de la Guerra del Peloponeso, donde se cumple su objetivo de narrar el pasado más reciente con la máxima precisión.

Así, el marco temporal principal de Tucídides, en el que transcurre la mayor parte de su obra (libros II-VIII), identificable con el tiempo de la Guerra del Peloponeso, se basa en una temporalidad lineal, estructurada por la sucesión de dos estaciones, el verano y el invierno40En un primer momento, los griegos distinguían básicamente dos estaciones, a las que se añade la primavera. Las cuatro estaciones están atestiguadas por primera vez en la literatura hipocrática y pueden tener su origen en los pitagóricos. Véase Bouvier (2000, p. 128)., cuya suma da lugar al año. En un célebre pasaje ya citado, Tucídides justifica el sistema cronológico que ha elegido para fechar los acontecimientos de la guerra:

Αὗται αἱ σπονδαὶ ἐγένοντο τελευτῶντος τοῦ χειμῶνος ἅμα ἦρι ἐκ Διονυσίων εὐθὺς τῶν ἀστικῶν, αὐτόδεκα ἐτῶν διελθόντων καὶ ἡμερῶν ὀλίγων παρενεγκουσῶν ἢ ὡς τὸ πρῶτον ἡ ἐσβολὴ ἡ ἐς τὴν Ἀττικὴν καὶ ἡ ἀρχὴ τοῦ πολέμου τοῦδε ἐγένετο. Σκοπείτω δέ τις κατὰ τοὺς χρόνους καὶ μὴ τῶν ἑκασταχοῦ ἢ ἀρχόντων ἢ ἀπὸ τιμῆς τινὸς ἐς τὴν ἀπαρίθμησιν τῶν ὀνομάτων τὰ προγεγενημένα σημαινόντων πιστεύσας μᾶλλον. οὐ γὰρ ἀκριβές ἐστιν, οἷς καὶ ἀρχομένοις καὶ μεσοῦσι καὶ ὅπως ἔτυχέ τῳ ἐπεγένετό τι. κατὰ θέρη δὲ καὶ χειμῶνας ἀριθμῶν, ὥσπερ γέγραπται, εὑρήσει, ἐξ ἡμισείας ἑκατέρου τοῦ ἐνιαυτοῦ τὴν δύναμιν ἔχοντος, δέκα μὲν θέρη, ἴσους δὲ χειμῶνας τῷ πρώτῳ πολέμῳ τῷδε γεγενημένους (Th. V 20, ed. J. de Romilly et al., vol. III, p. 115).

Este tratado se firmó entre finales del invierno y principios de la primavera, inmediatamente después de las Dionisias urbanas, transcurridos diez años con una diferencia de unos pocos días desde que se produjo la primera invasión del Ática y el comienzo de esta guerra. Se debe calcular por estaciones, sin haber dado más crédito a la lista de los nombres de los arcontes u otros dignatarios que en cada lugar indican los hechos del pasado, pues no se precisa ni si estaban al comienzo o a mitad de su mandato ni de qué otra manera sucedió algo. Contando por veranos e inviernos, como se ha hecho en este libro, se obtendrá el total a partir de la mitad de cada año, por lo que ha habido diez veranos y otros tantos inviernos en esta primera guerra.

En términos de cronología histórica, los problemas que plantea este pasaje son insoslayables porque Tucídides, como declara aquí, no utiliza un sistema de datación basado en el cómputo de unidades convencionales claramente delimitadas, sino un sistema de datación relativa basado en el tiempo periódico natural, que considera como el único verdaderamente fiable «para fechar con precisión acontecimientos del pasado reciente». Se trata del método más antiguo de datación histórica, que solo requiere del conocimiento de la anterioridad o posterioridad de unos acontecimientos con respecto a otros41Bickerman (1980, p. 62) lo llama «relative time-reference»..

Como explica elocuentemente Hornblower, los estudiosos de Tucídides se han sentido desconcertados por su crítica del sistema de datación por magistrados epónimos, sin llegar a entender por qué lo considera impreciso y por qué no podía afirmar, por ejemplo, que algo sucedió en tal día de tal mes, bajo el arcontado de tal o cual individuo42Hornblower (1991b, p. 493). Véase Pritchett (1964, pp. 25-26) para un análisis crítico de parte de esta visión.. Estas objeciones nacen de un considerable desconocimiento del pensamiento antiguo sobre el tiempo histórico y de las técnicas disponibles para su medición. La razón de que Tucídides no hiciera afirmaciones semejantes es que no podía, porque una lista de arcontes como la publicada en el ágora de Atenas durante el último cuarto del s. V a. C. no equivale directamente a un sistema de datación43Meiggs-Lewis (1988, pp. 9-12, nº 6).. Para que el nombre de un arconte se utilice como fecha tiene que haberse relacionado con un acontecimiento determinado por medio de un sincronismo, y esta relación tiene que haberse integrado de alguna forma en la tradición literaria44Véase Shaw (2003, pp. 33-34) para una reconstrucción hipotética de la elaboración de las noticias cronográficas.. En sentido estricto, toda fecha histórica tiene su origen en un sincronismo. La crónica es el género sistematizador de esta información por excelencia, pero a juzgar por la obra de Tucídides en su época no se habían compilado crónicas del periodo, al menos suficientemente detalladas45Jacoby (1949) reconoció la imposibilidad de demostrar la existencia de crónicas anteriores a Helánico.. En todo caso, Tucídides no disponía de un marco de referencia cronológico coherente, de carácter global y sistemático comparable al nuestro, que pudiera aplicar para fechar cualquier acontecimiento. Por otra parte, es necesario distinguir entre el calendario como sistema de medición del tiempo periódico y los sistemas de cálculo del tiempo histórico. Disponer de lo primero no significa en absoluto disponer de lo segundo.

Las dificultades de trasladar estas fechas a nuestro propio sistema cronológico son insuperables porque no hay forma de saber con certeza los límites de las unidades cronológicas que Tucídides establece como base para el cómputo (las estaciones). Tucídides sortea esta dificultad, que para él muy posiblemente no es tal porque carece de nuestras expectativas cronológicas, dando forma al año sobre la base de las partes de este cuya repetición convierte su unión en una unidad reconocible que le sirve perfectamente dentro de una temporalidad relativa, y en este pasaje explica claramente que el año que utiliza se basa en la suma de dos unidades, el verano y el invierno, cuyos límites no precisa en absoluto. No maneja un calendario cronológico, entendido como un instrumento para contar los años a partir de un hito determinado, sino un calendario estacional que no debe confundirse con el calendario religioso ni con el calendario político, y que es comparable por sus características y función a los calendarios agrícolas documentados desde época arcaica46Hannah (2005, pp. 46-47).. Esta forma básica de estructurar el tiempo con fines prácticos como la agricultura, la navegación o la guerra, se basa en los principales eventos astronómicos (solsticios y equinoccios, así como visibilidad u ocultación de una serie de estrellas), y no incorpora ninguna convención que permita fijar o igualar los periodos en que se subdivide el año ni su punto de arranque, porque no obedece a un propósito puramente cronológico, entendido como medición del tiempo histórico, es decir, al propósito de fijar los acontecimientos en una línea del tiempo.

Gomme pensaba que las estaciones de Tucídides eran periodos fijos del año solar y Pritchett y Van der Waerden trataron de demostrar que Tucídides recurre al parapegma de Euctemón, recién ideado y que supuestamente asignaba fechas concretas al comienzo (y final) de cada estación47Gomme (1956b, p. 705); Pritchett y Van der Waerden (1961).. Por el contrario, Andrewes consideró esto improbable, y argumentó a partir de una serie de notorias «imprecisiones» como el hecho de que Tucídides no explique claramente el sistema de cómputo que maneja, que no dé cifras precisas de días en este pasaje, que no proporcione «fechas fijas» aparte de la del ataque a Platea (II 2.1) o la Paz de Nicias, y que las indicaciones sobre las estaciones en que se producen los acontecimientos fundamentales (II 2.1, V 20.1 y 24.2) entren en contradicción con este pasaje. De esto concluyó que no pretendía ser preciso en este pasaje y que su único objetivo era subrayar que su relato demostraba que entre el estallido de la guerra y la Paz de Nicias transcurrieron diez años y no once48Gomme et al. (1970, pp. 19-21). Ver también Gomme et al. (1981, pp. 148-149). Ninguna propuesta ha contribuido significativamente a lo aportado en el apéndice específico de Gomme (1956c, pp. 699-721) y matizado después por Andrewes en Gomme et al. (1970, pp. 19-21).. La «elasticidad» de las estaciones de Tucídides se ha defendido, así pues, desde una aparente sensatez y presupuestos no demasiado precisos49Véase en particular Meritt (1962 y 1964).. Sin embargo, es importante destacar que Tucídides no utiliza un año flexible por una razón particular, aunque el comienzo de las estaciones estuviera marcado por eventos astronómicos conocidos, como los solsticios de verano y de invierno, el orto helíaco de las Pléyades o el orto vespertino de Arturo50Th. II 78.2 (orto de Arturo); VII 16.2 y VIII 39.1 (solsticio de invierno). Véase también Den Boer (1967, pp. 44-49) para las bases astronómicas del sistema de Tucídides., sino porque su época no estaba en condiciones culturales ni técnicas para proporcionar al relato histórico un marco cronológico de estas características, aunque hubiera desarrollado considerablemente el conocimiento y práctica de la astronomía para medir el tiempo periódico51Véase, por ejemplo, que un tratado se renueva no en una fecha concreta del calendario, sino con ocasión de una festividad religiosa (Th V 23.4)..

La explicación de estos aparentes desajustes en la cronología de Tucídides que han suscitado un debate interminable no guarda relación con la definición o los límites del tiempo periódico (estacional), sino con la falta de un marco cronológico coherente, completo y absoluto, que la historiografía moderna proyecta anacrónicamente sobre su obra, intentando analizarla no a partir de sus características internas, sino de factores externos como son los sistemas cronológicos posteriores. Todas las propuestas formuladas hasta el momento con el objetivo de hacer encajar todos los datos cronológicos de Tucídides en un sistema coherente de fechas absolutas han resultado infructuosas porque el sistema de Tucídides no está concebido con este propósito, sino con el de ordenar relativamente los acontecimientos del pasado reciente solo en el sentido en que esto es esencial para su comprensión en términos de causalidad o concatenación. En época de Tucídides, los griegos no solo carecen de un calendario unificado, como es evidente, sino que carecen aún de una noción global del tiempo histórico de base abstracta, aritmética. El año, unidad básica de medición del tiempo histórico, se encuentra en construcción como tal unidad.

Según Gomme, el tiempo estacional que articula la narrativa de Tucídides tiene una significación en términos militares que lo justifica. Hammond pensó que Tucídides utilizaba el «año estacional natural» para describir los acontecimientos militares, y que este año probablemente comenzaba en abril (acababa en marzo) y constaba de un invierno de cuatro meses y un verano de ocho, pero que era posible que usara los años del calendario, es decir, los meses y los días, para fechar intervalos de tiempo al margen de los acontecimientos de la guerra (p. ej., en VI 59.4)52Hammond (1955, p. 383).. Esta posible diferencia advertida por Hammond guarda relación con la diferencia fundamental entre pasado reciente y pasado remoto en términos de datación, aunque él no es consciente ni lo expresa en estos términos. Tucídides demuestra establecer claramente esta distinción cuando en un pasaje muy citado afirma que es prácticamente imposible relatar la historia más remota (I 1.3; I 21.1). En resumen, para Tucídides no era posible extender al tiempo remoto el marco cronológico con el que operaba para ordenar el tiempo reciente, sino que forzosamente tenía que recurrir a principios y sistemas diferentes en cada caso.

En V 20 Tucídides critica la utilización de las listas de magistrados como herramienta de datación precisa para acontecimientos del pasado reciente que pueden fecharse por otros medios, porque las listas de magistrados más antiguas eran solo listas de nombres a las que los primeros cronógrafos intentaron dotar de contenido aritmético a partir de una serie de convenciones sobre la duración de los reinados/generaciones, relacionadas a su vez con la subdivisión de los intervalos históricos transmitidos por la tradición literaria que permitían conectar las listas. En V 19 Tucídides ha fechado la Paz de Nicias en un arcontado (y eforato) concretos, afirmando a continuación que el cómputo por estaciones permite establecer la duración real del intervalo temporal transcurrido, porque si este intervalo se calculara en términos cronográficos (=listas de magistrados) lo que se obtendría sería una cifra convencional, no un intervalo real. El contexto más probable de la polémica entre Tucídides y Helánico no es la oposición entre dos «sistemas cronológicos» como la sucesión de veranos a inviernos y la datación por magistrados epónimos, sino el cuestionamiento por parte de Tucídides de la técnica cronográfica utilizada por Helánico, con base en la tradición literaria y no en la observación directa de los acontecimientos. Desde el punto de vista de Tucídides, esto no tiene sentido cuando se trata de acontecimientos recientes. Cuando se ocupa de acontecimientos remotos, no dispone más que de un puñado de intervalos procedentes de la tradición literaria que considera mínimamente fiables, siendo a la vez plenamente consciente de que no es posible ir más allá.

4. Marcos temporales: el tiempo lineal

 

En contra de otras hipótesis, cabe suponer que el elemento esencial en la definición del marco temporal de Tucídides no es el contenido militar, sino el pensamiento sobre la causalidad. La sucesión de veranos e inviernos es la base de la articulación del tiempo lineal en Tucídides. Este hecho aparentemente tan simple es de una importancia trascendental porque establece una concepción del tiempo cuya relevancia no apreciamos porque la hemos heredado y naturalizado plenamente53Sobre esto puede verse recientemente Tanaka (2019).. Sin embargo, entraña la idea de que el tiempo se articula en una sucesión lineal de acontecimientos diferenciados que se relacionan entre sí en términos de causalidad, aspecto esencial del pensamiento de Tucídides. Esta concepción del marco temporal de la guerra por parte de Tucídides surge probablemente de su condición particular de estudioso de la causalidad, lo que es tanto como decir, de intelectual de su tiempo54Marincola (2001, p. 65) se acerca a este análisis cuando afirma que la convicción de la importancia de establecer relaciones causales lineales entre los acontecimientos debió de influir decisivamente en la elección de esta estructura cronológica. Momigliano (1992, p. 19) apunta a la relación entre la investigación cronológica y la búsqueda de la causalidad en la historiografía griega más antigua. El análisis de Romilly (1956) intuye claramente la relación entre ambas cosas, pero no desarrolla el tema..

El marco temporal principal del tiempo de la guerra estructurado en veranos e inviernos arranca de un punto que Tucídides establece tomando como referencia los instrumentos disponibles en su época, las listas de magistrados. Al escoger este instrumento, Tucídides se alinea con los mecanismos oficiales de datación de su tiempo, que son más adecuados para propósitos oficiales que para la cronología histórica y que, salvo para señalar el comienzo de la cuenta del «tiempo de la guerra» (Th. II 2, ataque tebano a Platea que señala el comienzo de la guerra), solo utiliza cuando transcribe las fechas de documentos oficiales o monumentos públicos: V 19.1 (tratado entre Atenas y Esparta); V 25.1 (otro tratado); VI 54.6 (dedicatoria del altar de los Doce Dioses). La cronología histórica posterior se nutrirá en mucho mayor medida de listas reales porque permiten calcular aritméticamente los intervalos entre acontecimientos sin necesidad de contar uno a uno los elementos de una lista. En todo caso, Tucídides no da una fecha, sino que utiliza un sincronismo, porque el nombre de un arconte solo puede equivaler realmente a una fecha cuando está inserto en una secuencia que parte de una fecha absoluta55Feeney (2009, p. 140) lo describe muy adecuadamente como un «comparative device»..

Τέσσαρα μὲν γὰρ καὶ δέκα ἔτη ἐνέμειναν αἱ τριακοντούτεις σπονδαὶ αἳ ἐγένοντο μετ’ Εὐβοίας ἅλωσιν· τῷ δὲ πέμπτῳ καὶ δεκάτῳ ἔτει, ἐπὶ Χρυσίδος ἐν Ἄργει τότε πεντήκοντα δυοῖν δέοντα ἔτη ἱερωμένης καὶ Αἰνησίου ἐφόρου ἐν Σπάρτῃ καὶ Πυθοδώρου ἔτι τέσσαρας μῆνας ἄρχοντος Ἀθηναίοις, μετὰ τὴν ἐν Ποτειδαίᾳ μάχην μηνὶ ἕκτῳ καὶ ἅμα ἦρι ἀρχομένῳ Θηβαίων ἄνδρες ὀλίγῳ πλείους τριακοσίων (ἡγοῦντο δὲ αὐτῶν βοιωταρχοῦντες Πυθάγγελός τε ὁ Φυλείδου καὶ Διέμπορος ὁ Ὀνητορίδου) ἐσῆλθον περὶ πρῶτον ὕπνον ξὺν ὅπλοις ἐς Πλάταιαν τῆς Βοιωτίας οὖσαν Ἀθηναίων ξυμμαχίδα (Th. II 2.1, ed. J. de Romilly et al., vol. II, p. 1).

La tregua de treinta años que se estableció tras la toma de Eubea permaneció en vigor durante catorce años. En el decimoquinto año, en el cuadragésimo octavo del sacerdocio de Crisis en Argos, durante el eforato de Enesias en Esparta y a falta de cuatro meses del arcontado de Pitodoro en Atenas, en el sexto mes tras la batalla de Potidea y a principios de la primavera un grupo de poco más de trescientos tebanos (al mando de los beotarcas Pitángelo, hijo de Filidas, y Diémporo, hijo de Onetóridas) entraron armados en Platea de Beocia, aliada de Atenas, a la hora del primer sueño.

La asociación de un magistrado epónimo con un acontecimiento determinado constituye un sincronismo que a su vez sirve de base para otros. Esta asociación constituye una noticia cronográfica que, una vez desarrollado el marco cronológico en que insertarla, se convertirá en una fecha histórica. En ausencia de un marco cronológico universal, solo es posible conectar los distintos marcos temporales coexistentes en época de Tucídides cuando se establece una relación entre alguno de sus elementos. Desde un punto de vista moderno, estos sincronismos crean la ilusión de un marco cronológico global, pero ese marco no existe en absoluto, sino que empiezan a establecerse los puntos de conexión entre los distintos sistemas cronológicos que contribuirán a crearlo en épocas posteriores.

Los datos que aporta Tucídides para construir el sincronismo a partir del cual iniciar su propia cuenta del tiempo lineal (el tiempo de la guerra) no demuestran en absoluto que contara con instrumentos cronológicos propiamente dichos al margen de la tradición literaria y los documentos públicos, porque para demostrarlo habría que constatar un uso sistemático de este tipo de sincronismos por su parte. Lo que se ha calificado de «solution of piling up magistracies of different poleis» es un precedente de las rúbricas cronológicas de la literatura posterior56Clarke (2008, p. 92)., que encabezan las entradas analísticas de las crónicas. Sin embargo, Tucídides no construye rúbricas propiamente dichas porque no tiene a su disposición listas reales o de magistrados sincronizadas, sino que en los pocos casos en que fecha a partir de distintas listas de magistrados parece tomar las fechas de documentos o monumentos públicos57Hay acuerdo en que no añade los vencedores olímpicos porque aún no hay ninguna lista en circulación, véase Christesen (2007, pp. 46-48); Tucídides identifica la olimpíada por el vencedor en el pancracio, no por el vencedor en el stadion como harán los cronógrafos posteriores (Th. III 8; V 49.1).:

Ἄρχει δὲ τῶν σπονδῶν ἔφορος Πλειστόλας Ἀρτεμισίου μηνὸς τετάρτῃ φθίνοντος, ἐν δὲ Ἀθήναις ἄρχων Ἀλκαῖος Ἐλαφηβολιῶνος μηνὸς ἕκτῃ φθίνοντος (Th. V 19.1, ed. J. de Romilly et al., vol. III, p. 114).

Este tratado entra en vigor durante el eforato de Plístolas, a cuatro días del final del mes de Artemisión, durante el arcontado de Alceo en Atenas, a seis días del final del mes de Elafebolión.

Μετὰ δὲ τὰς σπονδὰς καὶ τὴν ξυμμαχίαν τῶν Λακεδαιμονίων καὶ τῶν Ἀθηναίων, αἳ ἐγένοντο μετὰ τὸν δεκέτη πόλεμον ἐπὶ Πλειστόλα μὲν ἐν Λακεδαίμονι ἐφόρου, Ἀλκαίου δ’ ἄρχοντος Ἀθήνησι, τοῖς μὲν δεξαμένοις αὐτὰς εἰρήνη ἦν (Th. V 25.1, ed. J. de Romilly et al., vol. III, p. 119).

Después del tratado y la alianza entre los lacedemonios y los atenienses que se establecieron después de la guerra de diez años, durante el eforato de Plístolas en Esparta y el arcontado de Alceo en Atenas, hubo paz para quienes los aceptaron.

καὶ ἄλλοι τε αὐτῶν ἦρξαν τὴν ἐνιαύσιον Ἀθηναίοις ἀρχὴν καὶ Πεισίστρατος ὁ Ἱππίου τοῦ τυραννεύσαντος υἱός, τοῦ πάππου ἔχων τοὔνομα, ὃς τῶν δώδεκα θεῶν βωμὸν τὸν ἐν τῇ ἀγορᾷ ἄρχων ἀνέθηκε καὶ τὸν τοῦ Ἀπόλλωνος ἐν Πυθίου (Th. VI 54.6, ed. J. de Romilly et al., vol. III, pp. 40-42).

Otros de entre ellos ejercieron el arcontado anual en Atenas, también Pisístrato el hijo de Hipias, hijo del tirano, que llevaba el nombre de su abuelo, el que durante su arcontado dedicó en el ágora el altar de los doce dioses y en el Pitio el de Apolo.

Aunque no hay duda de que solo la publicación de una lista autoritativa como la del ágora de Atenas pudo servir como base para la construcción de una cronología histórica58Como sostiene Mosshammer (1978, p. 89)., los arcontes se usaban desde antes para fechar acontecimientos aislados, tanto informalmente como en documentos públicos, como prueba el propio Tucídides. En su época se sientan las bases para construir esta cronología histórica, de la que la lista de arcontes será un instrumento esencial, pero este proceso requerirá un desarrollo de siglos. Se ha pensado que Tucídides escoge el ataque a Platea como el comienzo de la guerra por la importancia que concede a su cronología estacional, ya que podría haber escogido otro acontecimiento con mayor justificación, pero este tiene lugar a comienzos de la primavera, por lo que da comienzo al año 1 de la guerra59Smart (1986), aunque ya Gomme (1956b, p. 70) lo había sugerido. La importancia que Tucídides concede a este acontecimiento se ha defendido también desde presupuestos políticos, véase, por ejemplo, Munn (2002).. Sin embargo, desde el punto de vista del tiempo histórico también puede considerarse que Tucídides no escoge exactamente este momento como punto de arranque de la línea temporal de la guerra, sino que sencillamente cuenta con los datos necesarios para conformar un sincronismo en este caso, y no en otros. Hornblower afirma que esto sirve al propósito de destacar las ventajas del sistema de datación estacional por veranos e inviernos que propone Tucídides60Hornblower (1994, pp. 25-26)., pero es más razonable interpretar esta fecha en términos técnicos, como epoche que pone en marcha una cuenta a partir de un punto fijo de arranque para la creación de un tiempo lineal, lo que ahora denominaríamos un timeline. A partir de este hito cronológico o epoche, que en el caso de Tucídides funciona como una era, se puede empezar una cuenta lineal de años numerados.

5. Instrumentos de cálculo: el intervalo

 

Aunque en época de Tucídides no existe aún una noción global del tiempo histórico entendido como abstracción aritmética, empieza a consolidarse la noción de intervalo histórico, entendido como cuenta independiente a partir de un acontecimiento señalado61Para su contextualización véase Mazzarino (1966, vol. 3, pp. 427-428), que distingue entre el cálculo εἰς ἐμέ y el cálculo diastemático como métodos básicos de la cronología antigua. El cálculo de la distancia temporal entre un acontecimiento dado y el presente es muy posiblemente la razón de ser y objetivo último de la cronología histórica, véase Bickerman (1980, p. 63).. Como hemos visto, el propio Tucídides utiliza esta noción al fechar un acontecimiento particularmente importante, el comienzo de la Guerra del Peloponeso, a partir de tres listas de magistrados (las sacerdotisas de Hera en Argos, los éforos de Esparta y los arcontes de Atenas), estableciendo así el punto a partir del cual iniciar la cuenta de estaciones (y años) que sirve de marco temporal principal a su relato. Sin embargo, no se trata de la única ocasión en que maneja la noción de intervalo histórico.

Tucídides maneja el cómputo por intervalos históricos principalmente en la Arqueología, cuando se ocupa del pasado remoto, y apenas en ninguna otra parte de su obra salvo cuando se ocupa de la historia de las colonizaciones. En esta parte del libro primero su relato transcurre en un marco temporal diferente del tiempo de la guerra, que arrancará en el libro segundo. Antes de pasar al relato de la Pentecontecia, los cincuenta años que mediaron entre las Guerras Médicas y la Guerra del Peloponeso (I 89-117), Tucídides escribe sobre un pasado remoto de inestabilidad y relativa pobreza hasta el surgimiento de las primeras potencias marítimas (I 2-19). Este marco temporal es independiente del tiempo de la guerra porque Tucídides no puede establecer una continuidad temporal entre ambos. Después expone su método y objetivos (I 20-23) y los antecedentes de la guerra (I 24-88). El relato de la Pentecontecia y de los antecedentes de la guerra transcurren también en dos marcos temporales diferentes e independientes y estructurados por un tiempo no lineal sino episódico. Para Tucídides, como para Heródoto, todos los acontecimientos del pasado no transcurren en una única línea temporal, no se relacionan entre sí en términos estrictamente temporales, y los distintos marcos temporales identificables solo pueden conectarse cuando es posible establecer una relación entre los acontecimientos en forma de sincronismo, como hemos visto. Esto significa que no se pueden establecer relaciones inequívocas entre acontecimientos cualesquiera en términos de su posición en un timeline. Este timeline está en construcción tanto desde un punto de vista técnico como conceptual. La escritura de la historia, entretanto, está centrada en establecer la sucesión correcta de los acontecimientos, es decir, en el tiempo histórico entendido fundamentalmente como tiempo secuencial.

Para fechar los tiempos más remotos Tucídides solo tiene un puñado de intervalos que le proporciona la tradición literaria. Estos intervalos, que Heródoto también maneja, demuestran que el denominado «método diastemático» de datación es característico de la tradición cronográfica griega desde sus orígenes (es decir, fue inventado mucho antes de la Eratóstenes lo utilizara para construir su timeline). La utilización de intervalos entre acontecimientos como método de datación requiere del uso de números, no de nombres. Como demuestran los estudios más recientes, el uso cronológico de los números (los denominados time numbers) es muy limitado en los historiadores griegos, que prácticamente solo recurren a ellos para expresar duración de un estado de cosas o intervalos entre acontecimientos62Rubincam (2021). Es importante distinguir entre cardinales y ordinales. Rubincam considera que el uso de ordinales por parte de Tucídides, que no siempre se ve reflejado en las traducciones, es una originalidad suya.. Algunos de los intervalos manejados por Tucídides se atestiguan en la tradición cronográfica posterior, lo que es prueba de la importancia de la tradición literaria en la construcción del tiempo histórico. Así, en I 12.3 afirma que los actuales beocios tuvieron que salir de Arne a los sesenta años de la toma de Troya, y vinieron a ocupar lo que ahora se llama Beocia, que antes se llamada Cadmea, mientras que los dorios conquistaron el Peloponeso a los ochenta años de la toma de Troya, intervalo que recogen Eratóstenes y Apolodoro. Es un error considerar estos intervalos, como «precise dates, fixed to the satisfaction of Thucycides and others, after much calculation, by the early logographoi». Al afirmar que muchos griegos, entre ellos Tucídides, creían que la caída de Troya podía fecharse con exactitud, Gomme proyecta en Tucídides los hallazgos de la cronografía posterior y contradice al propio Tucídides, que en la Arqueología no da la menor prueba de esto63Gomme (1956a, p. 117). En este pasaje los atribuye a Helánico (Trōika) y subraya que no se utilizan generaciones, a la vez que alude a la creencia generalizada en las posibilidades de fechar con exactitud la caída de Troya y a la confirmación de las fechas propuestas por parte de la investigación arqueológica. Contra esto último véase Burkert (1995).. Para Hornblower, estos intervalos son muy insatisfactorios porque no nos permiten fechar estos acontecimientos en términos absolutos debido a que nos sabemos la fecha que daba Tucídides a la caída de Troya64Hornblower (1991a, p. 38).. En mi opinión, no hay motivo alguno para suponer que Tucídides conocía esa fecha o la conjeturaba. Por el contrario, hay muchos motivos para suponer que obtuvo de fuentes literarias u orales los intervalos que menciona. Poco antes se ha referido a los relatos de «los que han recibido de quienes les precedieron la tradición más fidedigna acerca de los peloponesios» (I 9.2). La idea de que la lista real espartana proporcionó la base para estos cálculos, como afirma Hornblower, debe desecharse definitivamente65Como demuestran claramente Panchenko (2000) y Kokkinos (2009)..

Los escasos intervalos que Tucídides introduce en la Arqueología pueden haberse calculado sobre la base de generaciones —y medias generaciones— de cuarenta años: los sesenta años desde Troya de la migración beocia y los ochenta de la invasión doria del Peloponeso (I 12.3), los trescientos años desde la llegada del constructor de barcos corintio Aminocles a Samos hasta el fin de la Guerra del Peloponeso (I 13.3), los doscientos años desde la batalla naval entre Corinto y Corcira (I 13.4) y los cuatrocientos años de eunomia espartana (I 18.1). Estas generaciones no son ni generaciones reales ni abstracciones ideales, sino muy probablemente el resultado de dividir los intervalos generados por el establecimiento de sincronismos entre sistemas cronológicos diferentes, entre el número de elementos de una lista concreta, como la de los reyes de Esparta, la duración real de cuyos reinados no podía saberse retrospectivamente66Mosshammer (1979, pp. 113-115).. En todo caso, ni estos intervalos ni los que Tucídides menciona en su relato de la colonización de Sicilia (VI 2-5), los cincuenta años entre la retirada de Jerjes y la Guerra del Peloponeso (I 118.2), los cien años entre el fin de la tiranía y la asamblea de Colono (VIII 68.4) o los noventa y tres años desde la alianza entre Atenas y Platea y la destrucción de esta última (III 68.5) revelan la utilización sistemática de un modelo cronológico coherente, sino que se explican mejor por la utilización de fuentes orales, literarias o documentales en las que esta información podía encontrarse de forma aislada. En todo caso, la identificación de los hitos históricos que delimitan los intervalos es el vestigio más antiguo de la periodización de la historia.

6. Conclusiones

 

La obra de Tucídides incorpora distintos sistemas de datación que recogen los hallazgos cronográficos de su época en términos de métodos e instrumentos cronológicos, y los analiza y utiliza en términos de funcionalidad y objetivos. Sin embargo, una cierta falta de precisión en la descripción de los sistemas de datación y los métodos y técnicas de la cronología ha podido suscitar algunas confusiones importantes. Estas confusiones y una buena parte de la polémica sobre la cronología de Tucídides pueden explicarse por la extrapolación de categorías posteriores a la concepción del tiempo histórico en Tucídides, en particular los sistemas derivados de la construcción de la era olímpica y la era cristiana, reflejo de la idealización de la cultura del periodo clásico y sus hallazgos frente a la de épocas posteriores, como la helenística o imperial, a quienes se debe la sistematización de este conocimiento.

Las principales dificultades que se encuentra Tucídides para fechar los acontecimientos no radican en la falta de un calendario unificado, y en todo caso este problema no debe analizarse en relación con el «tiempo periódico» (calendárico), sino en la imposibilidad de vincular entre sí los distintos marcos temporales en los que opera, que es un problema propio del «tiempo durativo» o «tiempo histórico»67En términos de Ricoeur (2004, pp. 271-281).. Así pues, Tucídides no es el primer historiador en cuya obra el tiempo se independiza de la narrativa. Tampoco es el primer historiador que construye un «tiempo panhelénico», ni crea un «sistema cronológico» propio. No maneja en ningún momento una cronología absoluta. Y, por supuesto, no es el primero en reconocer el «tiempo lógico» o el «tiempo histórico» en términos generales68Vidal-Naquet (1983)..

En sentido estricto, hasta donde sabemos es el primer historiador cuya obra se basa en su mayor parte en una estructura temporal lineal. Como narrador de la historia, Tucídides está centrado en el tiempo secuencial, en establecer el orden correcto de los acontecimientos. Esta estructura temporal presenta la historia como una sucesión de acontecimientos relacionados entre sí en términos de causalidad, inaugurando una concepción del tiempo que es característica de la cultura occidental y que se continúa plenamente en la historiografía posterior. Nicole Loraux necesitó explicarnos con razón que «no es un colega» para invitarnos a leerlo como texto, pero su voluntad de presentarse como documento es tan fuerte en su tratamiento del tiempo histórico, y el vínculo entre tiempo y narración es tan sólido en su obra que nuestra imaginación histórica se queda sin espacio para concebir otra realidad.

Declaración de conflicto de intereses

 

La autora de este artículo declara no tener conflictos de intereses financieros, profesionales o personales que pudieran haber influido de manera inapropiada en este trabajo.

Declaración de contribución de autoría

 

Patricia Varona Codeso: conceptualización, investigación, metodología, redacción-borrador original, redacción-revisión y edición.

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18 

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77 

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NOTAS

 
1 

Möller y Luraghi (1995Möller, A. y Luraghi, N. (1995) «Time in the Writing of History: Perceptions and Structures», Storia della storiografia 28, pp. 3-15.). Sin embargo, Bouvier (2000Bouvier, D. (2000) «Temps chronique et temps météorologique chez les premiers historiens grecs», en Darbo-Peschanski, C. (ed.), Constructions du temps dans le monde grec ancien, París: CNRS, pp. 115-141.) piensa que la obra de Tucídides solo representa una mayor sistematización del tiempo estacional propugnado por Heródoto para transmitir la impresión de un orden divino.

2 

Curiosamente, Dionisio de Halicarnaso se siente incapaz de clasificarlo dentro de ninguna de las dos categorías de historiadores que establece según la organización del relato (cronológica o geográfica), y dice que no divide su obra ni de un modo ni del otro (D.H., Th. 9.3). El único historiador que utiliza este mismo sistema es el autor de las Helénicas de Oxirrinco. Occhipinti (2016Occhipinti, E. (2016) The Hellenica Oxyrhynchia and Historiography: New Research Perspectives, Leiden: Brill., p. 21) menciona de pasada esta estructura analística, sin hacer mayor comentario.

3 

Pese a la importancia de esta estructura cronológica, nadie duda de que la obra de Tucídides pertenece plenamente al género de la historia narrativa y no al de la crónica, entendida esta como forma principal de un subgénero historiográfico caracterizado por un predominio claro de la estructura cronológica. Véase Burgess y Kulikowski (2013Burgess, R. W. y Kulikowski, M. (2013) Mosaics of Time, The Latin Chronicle Traditions from the First Century BC to the Sixth Century AD. 1: A Historical Introduction to the Chronicle Genre from its Origins to the High Middle Ages, Turnhout: Brepols., pp. 1-62) para definiciones.

4 

Grafton (1995Grafton, A. (1995) «Tradition and Technique in Historical Chronology», en Crawford, M. H. y Ligota, C. R. (eds.), Ancient History and the Antiquarian: Essays in Memory of Arnaldo Momigliano, Londres: Warburg Institute, pp. 15-31.), Möller (2001Möller, A. (2001) «The Beginning of Chronography: Hellanicus’ Hiereiai», en Luraghi, N. (ed.), The Historian’s Craft in the Age of Herodotus, Oxford: Oxford University Press, pp. 241-262.).

5 

Momigliano (1966Momigliano, A. (1966) «Time in Ancient Historiography», History and Theory 6, pp. 1-23 (trad. española en La historiografía griega, Barcelona, 1984, pp. 66-93).), Marincola (2001Marincola, J. (2001) Greek Historians, Cambridge: Cambridge University Press., pp. 63-64), Morrison (2004Morrison, J. V. (2004) «Memory, Time, and Writing: Oral Aspects of Thucydides’ History», en Mackie, C. (ed.), Oral Performance and Its Context, Leiden: Brill, pp. 95-116.).

6 

Mosshammer (1979Mosshammer, A. A. (1979) The Chronicle of Eusebius and the Greek Chronographic Tradition, Lewisburg, PA – Londres: Bucknell University Press – Associated University Press., p. 85): «In the broadest sense, chronography is any record of historical events precisely dated by reference to an absolute chronological system … It is in connection with early Greek chronology that the terms chronography and chronographic are now most frequently used. Chronography in this special sense can be defined as the reconstruction of an absolute chronology for a period from which no such dates had been transmitted». Para Bickerman (1980Bickerman, E. J. (1980) Chronology of the Ancient World, Nueva York: Ithaca., p. 62), la cronografía es «the method of establishing time-intervals between events and between them and the present».

7 

Shaw (2003Shaw, P. J. (2003) Discrepancies in Olympiad Dating and Chronological Problems of Archaic Peloponnesian History, Stuttgart: Franz Steiner., p. 16).

8 

Burgess (2021Burgess, R. W. (2021) «The Origin and Evolution of Early Christian and Byzantine Universal Historiography», Millennium 18 (1), pp. 53-154., pp. 81-82).

9 

Grabbe (1979Grabbe, L. L. (1979) «Chronography in Hellenistic Jewish Historiography», Society of Biblical Literature: Seminar Papers 2, pp. 43-68., pp. 43-44).

10 

Jacoby (2015Jacoby, F. (2015) On the Development of Greek Historiography and the Plan for a New Collection of the Fragments of the Greek Historians, translated by Mortimer Chambers and Stefan Schorn (HISTOS Supplement 3), Newcastle: University of Newcastle., pp. 14-15, 32).

11 

Johnson (1962Johnson, J. W. (1962) «Chronological Writing: Its Concepts and Development», History and Theory 2 (2), pp. 124-145.).

12 

Panchenko (2000Panchenko, D. (2000) «Democritus’ Trojan Era and the Foundations of Early Greek Chronology», Hyperboreus 6 (1), pp. 31-78.), Hedrick (2002Hedrick, C. W. (2002) «The Prehistory of Greek Chronography», en Gorman, V. B. y Robinson, E. W. (eds.), Oikistes, pp. 11-32.), Christesen (2007Christesen, P. (2007) Olympic Victor Lists and Ancient Greek History, Cambridge: Cambridge University Press.), Kellner (2021Kellner, A. (2021) «Time Is Running. Ancient Greek Chronography and the Ancient Near East», Journal of Ancient History 9 (1), pp. 19-52.).

13 

Möller (2005Möller, A. (2005) «Epoch-Making Eratosthenes», Greek, Roman, and Byzantine Studies 45 (3), pp. 245-260., p. 258).

14 

Grafton (1995Grafton, A. (1995) «Tradition and Technique in Historical Chronology», en Crawford, M. H. y Ligota, C. R. (eds.), Ancient History and the Antiquarian: Essays in Memory of Arnaldo Momigliano, Londres: Warburg Institute, pp. 15-31.).

15 

Harding (2007Harding, P. (2007) «Local History and Atthidography», en Marincola, J. (ed.), A Companion to Greek and Roman Historiography, Malden, MA – Oxford: Blackwell, pp. 165-172.).

16 

Shaw (2003Shaw, P. J. (2003) Discrepancies in Olympiad Dating and Chronological Problems of Archaic Peloponnesian History, Stuttgart: Franz Steiner., p. 29). El hecho de que el calendario cristiano moderno funcione también como sistema de cálculo de tiempo universalmente reconocido tiene como resultado una correspondencia tan estrecha entre el día y la fecha histórica que tienden a tratarse como cosas idénticas, ocultando el origen artificial de esta última, que es producto de un proceso secular de transmisión cultural. Para el estudio de los calendarios véanse Stern (2012Stern, S. (2012) Calendars in Antiquity: Empires, States, and Societies, Oxford: Oxford University Press.) y Hannah (2005Hannah, R. (2005) Greek and Roman Calendars. Constructions of Time in the Classical World, Londres: Duckworth.).

17 

Véanse Gomme (1956aGomme, A. W. (1956a) A Historical Commentary on Thucydides, Vol. 1: Introduction and Commentary on Book I, Oxford: Oxford University Press., p. 2 y n. 2); Pritchett y Van der Waerden (1961Pritchett, W. K. y Van der Waerden, B. L. (1961) «Thucydidean Time-Reckoning and Euctemon’s Seasonal Calendar», Bulletin de Correspondance Hellénique 85 (1), pp. 17-52.); Pritchett (1964Pritchett, W. K. (1964) «Thucydides V 20», Historia: Zeitschrift für Alte Geschichte 13 (1), pp. 21-36. y 1986Pritchett, W. K. (1986) «Thucydides’ Statement on His Chronology», Zeitschrift für Papyrologie und Epigraphik 62, pp. 205-211.).

18 

Finley (1977Finley, M. I. (1977) «Thucydides the Moralist», en Aspects of Antiquity: Discoveries and Controversies, Nueva York: Penguin Books, pp. 44-57.).

19 

Hammond (1955Hammond, N. G. L. (1955) «Studies in Greek Chronology of the Sixth and Fifth Centuries B.C.», Historia: Zeitschrift für Alte Geschichte 4 (4), pp. 371-411.).

20 

Gomme (1956aGomme, A. W. (1956a) A Historical Commentary on Thucydides, Vol. 1: Introduction and Commentary on Book I, Oxford: Oxford University Press., p. 4), Greenwood (2006Greenwood, E. (2006) Thucydides and the Shaping of History, Londres: Bristol Classical Press., pp. 46-47). Esta visión, cuyos cultivadores son innumerables, tiene su origen en Jacoby.

21 

Clarke (2008Clarke, K. (2008) Making Time for the Past: Local History and the Polis, Oxford: Oxford University Press., pp. 91-96), en cuya opinión utiliza los sincronismos para relacionar los distintos escenarios de la guerra.

22 

Rengakos y Tsamakis (2006Rengakos, A. y Tsakmakis, A. (eds.) (2006) Brill’s Companion to Thucydides, Leiden: Brill.), Balot et al. (2017Balot, R. K., Forsdyke, S. y Foster, E. M. (eds.) (2017) The Oxford Handbook of Thucydides, Oxford: Oxford University Press.), Low (2023Low, P. (2023) The Cambridge Companion to Thucydides, Cambridge: Cambridge University Press.).

23 

Véase Rusten (2020Rusten, J. S. (2020) «Tὴν ἐκβολὴν τοῦ λόγου ἐποιησάμην: Thucydides’ Chronicle in the Pentekontaetia (i.97–117) is not a Digression», Histos 14, pp. 230-254.) para una reinterpretación reciente de este pasaje.

24 

Las traducciones son mías salvo que se indique lo contrario.

25 

Gomme (1956aGomme, A. W. (1956a) A Historical Commentary on Thucydides, Vol. 1: Introduction and Commentary on Book I, Oxford: Oxford University Press., pp. 361-362).

26 

Hornblower (1991aHornblower, S. (1991a) A Commentary on Thucydides. Volume I. Books I-III, Oxford: Oxford University Press., p. 148).

27 

Hornblower (1987Hornblower, S. (1987) Thucydides, Baltimore: Johns Hopkins University Press., p. 84). Smart (1986Smart, J. D. (1986) «Thucydides and Hellanicus», en Moxon, I. S., Smart, J. D. y Woodman, A. J. (eds.), Past Perspectives. Studies in Greek and Roman Historical Writing, Cambridge: Cambridge University Press, pp. 19-36.) incluso interpreta esta polémica en términos de contraposición entre la φύσις (Tucídides) y el νόμος (Helánico).

28 

Stadter (1993Stadter, P. (1993) «The Form and Content of Thucydides’ Pentecontaetia (1.89-117)», Greek, Roman and Byzantine Studies 34, pp. 35-73.), Rood (1998Rood, T. (1998) Thucydides: Narrative and Explanation, Oxford: Clarendon Press.), Joyce (1999Joyce, C. (1999) «Was Hellanicus the First Chronicler of Athens?», Histos 3, pp. 1-17., p. 12 y n. 35), Moles (2010Moles, J. (2010) «Narrative and Speech Problems in Thucydides Book I», en Kraus, C. S., Marincola, J. y Pelling, C. (eds.), Ancient Historiography and its Contexts, Oxford: Oxford University Press, pp. 15-39.).

29 

Forsdyke (1957Forsdyke, E. J. (1957) Greece Before Homer: Ancient Chronology and Mythology, Nueva York: Norton., p. 36) también interpretaba el pasaje en el sentido de que «Hellanicus did not observe the proper sequence of events».

30 

Véase Hedrick (2002Hedrick, C. W. (2002) «The Prehistory of Greek Chronography», en Gorman, V. B. y Robinson, E. W. (eds.), Oikistes, pp. 11-32.) para la importancia y los límites de la tradición monumental como fuente cronográfica.

31 

Así piensa Bertelli (2001Bertelli, L. (2001) «Hecataeus: From Genealogy to Historiography», en Luraghi, N. (ed.), The Historian’s Craft in the Age of Herodotus, Oxford: Oxford University Press, pp. 67-94.) sobre las genealogías de Hecateo. Para los propósitos originalmente archivísticos y no cronológicos de la lista de arcontes véase Mosshammer (1979Mosshammer, A. A. (1979) The Chronicle of Eusebius and the Greek Chronographic Tradition, Lewisburg, PA – Londres: Bucknell University Press – Associated University Press., pp. 91-92). Es razonable atribuir a Timeo un impulso particularmente importante a la conversión de estas listas en instrumento esencial de la cronología histórica, convirtiendo las ἀναγραφαί de magistrados y vencedores olímpicos en una cronografía, véanse Christesen (2007Christesen, P. (2007) Olympic Victor Lists and Ancient Greek History, Cambridge: Cambridge University Press., pp. 277-289) y Baron (2013Baron, C. A. (2013) Timaeus of Tauromenium and Hellenistic Historiography, Cambridge: Cambridge University Press., p. 24).

32 

Möller (2001Möller, A. (2001) «The Beginning of Chronography: Hellanicus’ Hiereiai», en Luraghi, N. (ed.), The Historian’s Craft in the Age of Herodotus, Oxford: Oxford University Press, pp. 241-262., pp. 241-242). Para una visión completamente diferente véase Schreiner (1997Schreiner, J. H. (1997) Hellanikos, Thukydides and the Era of Kimon, Aarhus: Aarhus University Press.), que piensa que Helánico escribió crónicas completas de la historia de Atenas y de la de Grecia, y lo considera como un «experto en cronología» en absoluto menos fiable en este sentido que Tucídides.

33 

Jacoby (1949Jacoby, F. (1949) Atthis, the Local Chronicles of Ancient Athens, Oxford: Clarendon Press.).

34 

Lo niegan, por ejemplo, Toye (1995Toye, D. L. (1995) «Dionysius of Halicarnassus on the First Greek Historians», The American Journal of Philology 116 (2), pp. 279-302.) y Joyce (1999Joyce, C. (1999) «Was Hellanicus the First Chronicler of Athens?», Histos 3, pp. 1-17.).

35 

Jacoby (1954Jacoby, F. (1954) Die Fragmente der griechischen Historiker: Dritter Teil: B (Supplement) (1-2), Leiden: Brill., p. 15): «[H.] had published … a chronicle of all Greece, bringing order into a chaos by the simple device of attaching facts and events to a certain name and a certain year in the list of the priestesses of Hera at Argos, and adding for the sake of convenience synchronisms with, or relations to, a great epochal event».

36 

Como advierte de pasada Toye (1995Toye, D. L. (1995) «Dionysius of Halicarnassus on the First Greek Historians», The American Journal of Philology 116 (2), pp. 279-302., p. 292, n. 57).

37 

Como hace Clarke (2008Clarke, K. (2008) Making Time for the Past: Local History and the Polis, Oxford: Oxford University Press., p. 94), entre otros.

38 

Smart (1986Smart, J. D. (1986) «Thucydides and Hellanicus», en Moxon, I. S., Smart, J. D. y Woodman, A. J. (eds.), Past Perspectives. Studies in Greek and Roman Historical Writing, Cambridge: Cambridge University Press, pp. 19-36., p. 30) sugiere que Tucídides proporciona la cuenta de los días que mediaron entre acontecimientos importantes, como Tanagra y Enófita (I 108. 2); Megáride (I 105. 6); Samos, (I 117. 1), que Helánico habría fechado en años separados. Rood (1998Rood, T. (1998) Thucydides: Narrative and Explanation, Oxford: Clarendon Press., p. 235, n. 40) lo critica en relación con los dos últimos pasajes.

39 

Mazzarino (1966Mazzarino, S. (1966) Il pensiero storico classico, 3 vols., Roma: Laterza., III, p. 434).

40 

En un primer momento, los griegos distinguían básicamente dos estaciones, a las que se añade la primavera. Las cuatro estaciones están atestiguadas por primera vez en la literatura hipocrática y pueden tener su origen en los pitagóricos. Véase Bouvier (2000Bouvier, D. (2000) «Temps chronique et temps météorologique chez les premiers historiens grecs», en Darbo-Peschanski, C. (ed.), Constructions du temps dans le monde grec ancien, París: CNRS, pp. 115-141., p. 128).

41 

Bickerman (1980Bickerman, E. J. (1980) Chronology of the Ancient World, Nueva York: Ithaca., p. 62) lo llama «relative time-reference».

42 

Hornblower (1991bHornblower, S. (1991b) A Commentary on Thucydides. Volume II. Books IV-V. 24, Oxford: Oxford University Press., p. 493). Véase Pritchett (1964Pritchett, W. K. (1964) «Thucydides V 20», Historia: Zeitschrift für Alte Geschichte 13 (1), pp. 21-36., pp. 25-26) para un análisis crítico de parte de esta visión.

43 

Meiggs-Lewis (1988Meiggs, R., y Lewis, D. M. (1988) A Selection of Greek Historical Inscriptions to the End of the Fifth Century B.C., Oxford: Oxford University Press., pp. 9-12, nº 6).

44 

Véase Shaw (2003Shaw, P. J. (2003) Discrepancies in Olympiad Dating and Chronological Problems of Archaic Peloponnesian History, Stuttgart: Franz Steiner., pp. 33-34) para una reconstrucción hipotética de la elaboración de las noticias cronográficas.

45 

Jacoby (1949Jacoby, F. (1949) Atthis, the Local Chronicles of Ancient Athens, Oxford: Clarendon Press.) reconoció la imposibilidad de demostrar la existencia de crónicas anteriores a Helánico.

46 

Hannah (2005Hannah, R. (2005) Greek and Roman Calendars. Constructions of Time in the Classical World, Londres: Duckworth., pp. 46-47).

47 

Gomme (1956bGomme, A. W. (1956b) A Historical Commentary on Thucydides, Vol. 2: Books II-III, Oxford: Oxford University Press., p. 705); Pritchett y Van der Waerden (1961Pritchett, W. K. y Van der Waerden, B. L. (1961) «Thucydidean Time-Reckoning and Euctemon’s Seasonal Calendar», Bulletin de Correspondance Hellénique 85 (1), pp. 17-52.).

48 

Gomme et al. (1970Gomme, A. W., Andrewes, A. y Dover, K. J. (1970) A Historical Commentary on Thucydides, Vol. 4: Books V 25-VII, Oxford: Oxford University Press., pp. 19-21). Ver también Gomme et al. (1981Gomme, A. W., Andrewes, A. y Dover, K. J. (1981) A Historical Commentary on Thucydides, Vol. 5: Book VIII, Oxford: Oxford University Press., pp. 148-149). Ninguna propuesta ha contribuido significativamente a lo aportado en el apéndice específico de Gomme (1956cGomme, A. W. (1956c) A Historical Commentary on Thucydides, Vol. 3: Books IV-V(24), Oxford: Oxford University Press., pp. 699-721) y matizado después por Andrewes en Gomme et al. (1970Gomme, A. W., Andrewes, A. y Dover, K. J. (1970) A Historical Commentary on Thucydides, Vol. 4: Books V 25-VII, Oxford: Oxford University Press., pp. 19-21).

49 

Véase en particular Meritt (1962Meritt, B. D. (1962) «The Seasons in Thucydides», Historia: Zeitschrift für Alte Geschichte 11 (4), pp. 436-446. y 1964Meritt, B. D. (1964) «The End of Winter in Thucydides», Hesperia: The Journal of the American School of Classical Studies at Athens 33 (2), pp. 228-230.).

50 

Th. II 78.2 (orto de Arturo); VII 16.2 y VIII 39.1 (solsticio de invierno). Véase también Den Boer (1967Den Boer, W. (1967) «Herodot und die Systeme der Chronologie», Mnemosyne 20 (1), pp. 30-60., pp. 44-49) para las bases astronómicas del sistema de Tucídides.

51 

Véase, por ejemplo, que un tratado se renueva no en una fecha concreta del calendario, sino con ocasión de una festividad religiosa (Th V 23.4).

52 

Hammond (1955Hammond, N. G. L. (1955) «Studies in Greek Chronology of the Sixth and Fifth Centuries B.C.», Historia: Zeitschrift für Alte Geschichte 4 (4), pp. 371-411., p. 383).

53 

Sobre esto puede verse recientemente Tanaka (2019Tanaka, S. (2019) History Without Chronology, Ann Arbor, MI: Lever Press.).

54 

Marincola (2001Marincola, J. (2001) Greek Historians, Cambridge: Cambridge University Press., p. 65) se acerca a este análisis cuando afirma que la convicción de la importancia de establecer relaciones causales lineales entre los acontecimientos debió de influir decisivamente en la elección de esta estructura cronológica. Momigliano (1992Momigliano, A. (1992) «Persian Historiography, Greek Historiography, and Jewish Historiography», en Classical Foundations of Modern Historiography, Berkeley – Los Ángeles – Londres: University of California Press, pp. 5-28., p. 19) apunta a la relación entre la investigación cronológica y la búsqueda de la causalidad en la historiografía griega más antigua. El análisis de Romilly (1956Romilly, J. de (1956) Histoire et raison chez Thucydide, París: Les Belles-Lettres.) intuye claramente la relación entre ambas cosas, pero no desarrolla el tema.

55 

Feeney (2009Feeney, D. (2009) «Time», en Feldherr, A. (ed.), The Cambridge Companion to the Roman Historians, Cambridge: Cambridge University Press, pp. 139-151., p. 140) lo describe muy adecuadamente como un «comparative device».

56 

Clarke (2008Clarke, K. (2008) Making Time for the Past: Local History and the Polis, Oxford: Oxford University Press., p. 92).

57 

Hay acuerdo en que no añade los vencedores olímpicos porque aún no hay ninguna lista en circulación, véase Christesen (2007Christesen, P. (2007) Olympic Victor Lists and Ancient Greek History, Cambridge: Cambridge University Press., pp. 46-48); Tucídides identifica la olimpíada por el vencedor en el pancracio, no por el vencedor en el stadion como harán los cronógrafos posteriores (Th. III 8; V 49.1).

58 

Como sostiene Mosshammer (1978Mosshammer, A. A. (1979) The Chronicle of Eusebius and the Greek Chronographic Tradition, Lewisburg, PA – Londres: Bucknell University Press – Associated University Press., p. 89).

59 

Smart (1986Smart, J. D. (1986) «Thucydides and Hellanicus», en Moxon, I. S., Smart, J. D. y Woodman, A. J. (eds.), Past Perspectives. Studies in Greek and Roman Historical Writing, Cambridge: Cambridge University Press, pp. 19-36.), aunque ya Gomme (1956bGomme, A. W. (1956b) A Historical Commentary on Thucydides, Vol. 2: Books II-III, Oxford: Oxford University Press., p. 70) lo había sugerido. La importancia que Tucídides concede a este acontecimiento se ha defendido también desde presupuestos políticos, véase, por ejemplo, Munn (2002Munn, M. (2002) «Thucydides on Plataea, the Beginning of the Peloponnesian War, and the “Attic Question”», en Gorman, V. B. y Robinson, E. W. (eds.), Oikistes, pp. 245-269.).

60 

Hornblower (1994Hornblower, S. (1994) «Introduction», en Hornblower, S. (ed.), Greek Historiography, Oxford: Oxford University Press, pp. 1-72., pp. 25-26).

61 

Para su contextualización véase Mazzarino (1966Mazzarino, S. (1966) Il pensiero storico classico, 3 vols., Roma: Laterza., vol. 3, pp. 427-428), que distingue entre el cálculo εἰς ἐμέ y el cálculo diastemático como métodos básicos de la cronología antigua. El cálculo de la distancia temporal entre un acontecimiento dado y el presente es muy posiblemente la razón de ser y objetivo último de la cronología histórica, véase Bickerman (1980Bickerman, E. J. (1980) Chronology of the Ancient World, Nueva York: Ithaca., p. 63).

62 

Rubincam (2021Rubincam, C. (2021) Quantifying Mentalities: The Use of Numbers by Ancient Greek Historians, Ann Arbor, MI: University of Michigan Press.). Es importante distinguir entre cardinales y ordinales. Rubincam considera que el uso de ordinales por parte de Tucídides, que no siempre se ve reflejado en las traducciones, es una originalidad suya.

63 

Gomme (1956aGomme, A. W. (1956a) A Historical Commentary on Thucydides, Vol. 1: Introduction and Commentary on Book I, Oxford: Oxford University Press., p. 117). En este pasaje los atribuye a Helánico (Trōika) y subraya que no se utilizan generaciones, a la vez que alude a la creencia generalizada en las posibilidades de fechar con exactitud la caída de Troya y a la confirmación de las fechas propuestas por parte de la investigación arqueológica. Contra esto último véase Burkert (1995Burkert, W. (1995) «Lydia Between East and West or How to Date the Trojan War: A Study in Herodotus», en Carter, J. B. y Morris, S. P. (eds.), The Ages of Homer: A Tribute to Emily Townsend Vermeule, Austin: University of Texas Press, pp. 139-148.).

64 

Hornblower (1991aHornblower, S. (1991a) A Commentary on Thucydides. Volume I. Books I-III, Oxford: Oxford University Press., p. 38).

65 

Como demuestran claramente Panchenko (2000Panchenko, D. (2000) «Democritus’ Trojan Era and the Foundations of Early Greek Chronology», Hyperboreus 6 (1), pp. 31-78.) y Kokkinos (2009Kokkinos, N. (2009) «Ancient Chronology, Eratosthenes and the Dating of the Fall of Troy», Ancient West & East 8, pp. 37-56.).

66 

Mosshammer (1979Mosshammer, A. A. (1979) The Chronicle of Eusebius and the Greek Chronographic Tradition, Lewisburg, PA – Londres: Bucknell University Press – Associated University Press., pp. 113-115).

67 

En términos de Ricoeur (2004Ricoeur, P. (2004) La memoria, la historia, el olvido, Buenos Aires: Trotta., pp. 271-281).

68 

Vidal-Naquet (1983Vidal-Naquet, P. (1983) «Tiempo de dioses y tiempo de hombres», en Formas de pensamiento y formas de sociedad en el mundo griego. El cazador negro, Barcelona: Ediciones Península, pp. 61-85 [traducción de Vidal-Naquet, P. (1960) «Temps des dieux et temps des hommes: essai sur quelques aspects de l’expérience temporelle chez les grecs», Revue de l’histoire des religions 157 (1), pp. 55-80].).